Al pensar en Francia, particularmente en París, lo primero que viene a la mente de casi todo el mundo es la Torre Eiffel. Este elemento de la ciudad se ha convertido en el emblema de los franceses. Sin embargo, aunque sea considerada un ícono arquitectónico mundial, la torre no fue construida por un arquitecto.

Gustave Eiffel fue un ingeniero francés, nacido en 1832 en Dijon. Se hizo de gran renombre al ser quien diseñó varios puentes para la red de ferrocarriles franceses. Fue prolífico al diseñar edificios en todo el mundo, incluyendo México. Y también fue conocido en su época por traer la “atroz” torre a París.

La Torre Eiffel: el emblema más odiado en París

Cuando en 1887 habían iniciado las obras de construcción de la Torre Eiffel, apareció una portada en Le Temps, periódico de gran importancia en la época, una portada de protesta. Varios de los más eminentes artistas franceses se oponían rotundamente a la construcción del edificio. Cerca de 40 figuras del arte y la escena cultural francesa se manifestaban en su contra. Entre ellos figuraban los escritores Guy de Maupassant y Alexandre Dumas e incluso el arquitecto Charles Garnier (autor de la Ópera de París).

Cada uno de los personajes defendía la “belleza intacta de París” que se vería afectada por “la inútil y monstruosa Torre Eiffel”. Para ellos, construir la torre en el corazón de París dejaría de lado lo que le había dado renombre a la ciudad. La veían como una amenaza que mancharía perennemente la ciudad de la luz.

Los artistas creían que se olvidarían las construcciones barrocas al dar paso a un ingeniero y su “Torre de Babel”. De hecho, compararon el proyecto con la chimenea negra de una fábrica. Y Guy de Maupassant, por ejemplo, se refirió al proyecto como una “alta y enclenque pirámide de escaleras de hierro, desdichado y gigantesco esqueleto”.

La belleza de París es primero

Eiffel no se dejó amedrentar por estas protestas. De hecho, las cuestionó.

“¿Creen que por ser ingeniero no me preocupa la belleza?”

Al ser un proyecto tan importante, para Eiffel era vital no solo hacerlo sólido y perdurable, sino elegante.

Las autoridades francesas apoyaron de forma sólida a Eiffel y la Torre fue construida. Y una vez terminada, la polémica se detuvo. Fue así como la Torre Eiffel se convirtió en un símbolo de progreso, parte del paisaje urbano de París y en un emblema característico hasta nuestros días.