La arquitectura de paisaje no se puede definir de una sola manera porque cubre un amplio espectro de actividades. Tal vez sea mejor entendida por su mantra: la búsqueda para lograr un equilibrio entre los entornos naturales y construidos. 

Muchas personas critican a la arquitectura y construcción argumentando que son la causa de tala de árboles, destrucción de ecosistemas y hábitat de animales. Y, si bien muchas veces esto tiene parte de verdad, ahora la tendencia pretende lo contrario. Especialmente, la arquitectura de paisaje busca encontrar armonía entre la arquitectura y la naturaleza, para que esta última no se vea impactada negativamente. 

Históricamente, los arquitectos paisajistas han desempeñado un papel importante en la creación de espacios urbanos abiertos, así como en los parques regionales. Los primeros pioneros como Frederick Law Olmsted, fueron pensadores sociales y visionarios urbanos. En su opinión, el paisaje no solo es una fuente de recreación y disfrute, sino que también es un instrumento de reforma social que puede mejorar la vida de todos. Los parques, campus universitarios, senderos y plazas son algunos de los proyectos que más involucran arquitectura de paisaje. 

Con esto en mente, los arquitectos que trabajan con este estilo analizan, planifican, diseñan, gestionan y nutren el entorno. Buscan que los edificios que crean generen un cambio positivo y significativo en las comunidades y calidad de vida.  Y bien ejecutada, incluso puede colaborar a la restauración y protección de ecosistemas. Para ello, la arquitectura de paisaje requiere un enfoque multidisciplinario que incluye a las ciencias ambientales, el arte, la ecología y más.

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