Reutilizar “dry containers” o contenedores es una tendencia que tiene muchos años en auge y se presume como sustentable. El ejemplo más famoso es el Estadio 974 de Doha. 

A pesar de la creciente popularidad, la atracción estética y la supuesta sostenibilidad de los contenedores, surge la pregunta sobre si realmente son el material adecuado para este propósito. La adaptación de contenedores para construcción podría alejarlos de la economía circular y ejercer presión sobre la industria, posiblemente aumentando la necesidad de usar más mineral de hierro y dañando aún más el medio ambiente.

Aunque usar contenedores puede reducir los costos del proyecto debido al ahorro en horas de trabajo, acondicionar sus interiores puede incrementar entre $20,000 y $150,000 en cada construcción. Los materiales usados para volverlo habitable como la espuma aislante en aerosol, rara vez están entre las opciones más sostenibles del mercado. 

Además, la pintura a base de plomo, típicamente aplicada para proteger los contenedores del agua salada marina, añade toxinas durante la aplicación de aislamiento.

¿Modernidad u opción real?

Richard J. Williams, profesor de la Universidad de Edimburgo, en un ensayo de 2019, describe la popularidad de los contenedores como emblemática de la “modernidad hipster”. Afirmó que son excelentes para lo que fueron diseñados: transportar mercancías. Estos contenedores, una tecnología simple, han impulsado el comercio global de manera significativa. Sin embargo, se diseñaron para transportar objetos, no personas.

A pesar de esto, se espera que el mercado de viviendas contenedor crezca a $67.96 mil millones de dólares para el año 2026, según informes de FastCompany.

En conclusión, reutilizar dry container o contenedores para la construcción es una moda que obedece más tendencias de estética. Sería falso asumir que es una opción sustentable, sin embargo conociendo mejor el impacto que puede generar su uso se pueden diseñar medidas para aminorar el impacto.

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