Una versión del jardín del edén en Las Pozas
Un laberinto surrealista de 36 estructuras se extiende por 40 hectáreas en el corazón de la huasteca potosina. Puertas que abren hacia la nada, escaleras infinitas, flores naturales y de concreto se unen en un conjunto artístico creado en 1947 por el aristócrata escocés Edward James. Su versión del “jardín del edén” desafía las etiquetas arquitectónicas vía construcciones sin un fin específico que desplazan la realidad con la fantasía. Esto y más son Las Pozas.
“Construí el santuario para que fuera habitado por mis ideales y mis quimeras.” -Sir Edward James
James era un adinerado literato. Excéntrico y aventurero, era amigo de personajes de la talla de Salvador Dalí, Man Ray, Max Ernst y Leonora Carrington. Después de un matrimonio en Europa, viajó a los Estados Unidos en busca de un paraíso propio. Sin embargo, la población y falta de vegetación lo llevaron a viajar a México. Aquí, James se encontró con Xilitla, el nirvana que había estado buscando. También aquí, encontró a Plutarco Gastelum, quien se convirtió en su amigo y colega en la construcción de Las Pozas.
Sin embargo, lo más relevante era su pasión por el arte surreal. De hecho, Dalí lo describió alguna vez como “el más loco de todos los surrealistas juntos.” Esta locura y afición es clara en su legado de Las Pozas. Cada una de las construcciones están integradas a cascadas y pozas naturales, tal que se unan brindando una experiencia de inmersión en un mundo onírico. Las flores gigantescas, los arcos góticos, las puertas dramáticas y los niveles confusos producen emoción en quien visita el lugar.
Entre cascadas y la fantasía
Entre sus principales construcciones está la llamada “escalera al cielo”, donde sin barandales, se asciende hasta ver la vegetación de todo lo que la rodea. También está “la casa de 3 pisos que pueden ser 5”, la cual se cree estaba destinada a recibir al amigo de James: Desmon Guinees. Ahí podían deleitarse con el paisaje que incluye una cascada enfrente además de las montañas que la rodean. Por otro lado, están “La cabaña de Don Eduardo” y la estructura llamada “El Cine”.
Después de la muerte de James en 1984, Las Pozas quedó en manos de Gastelum. Posteriormente, pasó a manos de los hijos de Gastelum, quienes recientemente lo vendieron a la Fundación Xilitla. Esta transacción, lejos de ser un negocio, tuvo un objetivo más romántico: la restauración y conservación del lugar que actualmente se considera una de las mayores joyas de la arquitectura surrealista.
Hoy en día, Las Pozas es un destino turístico para artistas y curiosos. Además de poder caminar libremente por las construcciones, se puede visitar el hotel El Castillo (antes casa de Plutarco Gastelum).