Conozcamos a profundidad qué significa: la sustentabilidad en la arquitectura.
La Sustentabilidad es, antes que otra cosa, una actitud frente a la acción, y como tal se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida. Lo sustentable es opuesto no sólo del derroche o el desperdicio, sino también de la inconsciencia, en este caso, la ambiental, ecológica. La Sustentabilidad es una manera si no extrema o drástica, sí contundente de entender la economía, la administración de recursos, la logística.
Se ilustra el principio lógico de la economía diciendo que así como la naturaleza “no multiplica los entes sin necesidad”, el hombre con su operación no tiene por qué incrementar los pasos para conseguir sus objetivos… ¿Recuerdan el juego de niños en el que te pedían dibujar un sobre sin despegar el lápiz del papel y sin repasar ninguna línea? Eso es un pensamiento económico, sustentable.
Otra manera de acceder a la comprensión de la sustentabilidad es desde el punto de vista de la duración… Es decir, incluyendo la noción del “largo plazo” o la “rentabilidad”. Si usted quiere comer papas fritas todos los días, quizá sea más conveniente que se compre una bolsa de 500 gramos a diez bolsas de 50 g., pues le costará menos y generará menos basura. Pero quizá sea aún más económico que compre las papas y las cocine. Y más rentable sería comprarlas en el mercado de abasto que en el supermercado… Aunque esta cadena de pensamiento también implica otros factores que considerar, como el tiempo que se le dedica a la adquisición y la preparación del bien en cuestión.
En fin, lo que pretendemos es aclarar la idea de cómo es que piensa y actúa la sustentabilidad.
Arquitectura sustentable
Así, pues, la arquitectura se vuelve sustentable cuando toma en consideración la simplicidad de todo cuanto hace. La arquitectura sustentable tiene al menos cuatro etapas cruciales, en las que se ejecuta de diversos modos:
Las cuatro etapas de la sustentabilidad
En el concepto y el diseño
El carácter sustentable no es algo que quienes se encargan de la generación de los planos ejecutivos, o de la obra, agreguen como se agrega un contacto de luz o un apagador. El carácter sustentable nace con la concepción del proyecto.
¿El proyecto será uno suntuoso, lujoso? Quizá sí, quizá si se trata de un banco o una embajada, tenga que ser así, y eso será parte de su sustentabilidad pues le permitirá impresionar clientes o aliados y ganarlos a su favor; si el proyecto tiene un carácter social quizá los recursos se encuentren limitados y sea un despropósito dedicarlos a materiales caros o áreas mayores de las necesarias; eso no sería sustentable.
¿De qué material va a estar hecho? La sustentabilidad es especialmente afecta al uso de materiales, técnicas, y mano de obra local. La huella de carbono -un concepto crucial para la ecología- se reduce, además del tiempo de ejecución, el costo, entre otros.
¿La orientación del edificio y la ventilación natural consideran el contexto, de manera que no se requieren sistemas de acondicionamiento artificiales? Es deseable que así sea: no hay arquitectura sustentable que no se fije en ello.
Estas preguntas son sólo un ejemplo de una actitud seria, rigurosa, científica, profesional, que ha de pensar en todo. Éste es el trabajo de un arquitecto, de un diseñador.
En la tecnología y la construcción
Es verdad que también hay algunas tecnologías que se integran más tarde. Pero que debieron preverse desde el diseño.
Por ejemplo, del aprovechamiento de la energía solar, de los sistemas de automatización para el ahorro de recursos como el agua y la luz. Hablamos incluso de la elección de los proveedores y los fabricantes de materiales, equipos, incluso muebles que conformarán la edificación; todos ellos, a su vez, tendrán una actitud más o menos sustentable frente a su trabajo, y siendo congruentes habremos de elegir a los que sean al menos tan responsables como nosotros a este respecto.
En el funcionamiento y el mantenimiento
A la hora de habitar los edificios también se puede hacer un uso de ellos que prolongue el tiempo de vida de la edificación y todo lo que la conforma, o que no ponga atención en ello. Como decíamos en el apartado anterior, en la elección de los materiales, y los equipos o máquinas ya se tomó una decisión sustentable o no sustentable; el mantenimiento que requiera todo ello también se habrá de realizar de manera responsable, o no. Aquí entran incluso los productos que se escogen para limpiar el edificio, y las empresas o personas que se designan para mantenerlo en buen estado.
Esencia y apariencia
A veces los edificios, los arquitectos, las constructoras, nos engañan: nos hablan de tecnología sustentable, nos apantallan con sistemas inteligentes o certificaciones muy diversas. Un edificio puede destacar porque emplea el agua de un modo o de otro, pero haber sido construido y pensado de manera impositiva o irresponsable.
No pretendemos juzgar la utilidad de toda la tecnología que de un tiempo para acá pretende colaborar con la sustentabilidad y que efectivamente ayuda. Lo que queremos es dejar claro que eso es sólo un paso, un momento, de la arquitectura sustentable, y que si a ello no subyace un proyecto íntegro, estamos frente a una farsa. Por decirlo de un modo hipotético, tan obvio que pueda ser falso, pero que permita darle color una vez más a la idea: construir un hotel en una reserva ecológica no sería sustentable aunque usara el agua pluvial y la energía del sol.
Como arquitectos e ingenieros, como clientes, y como usuarios, debemos ser sensibles a la postura ecológica -sustentable o no sustentable- de los edificios que construimos, encargamos, y vivimos. Desde su concepción hasta su vivencia diaria, pasando por su fase constructiva. La construcción es uno de los mayores modificadores del ambiente, del mundo, y tiene en sus manos una gran responsabilidad.