La nueva arquitectura de las iglesias

Si existe en la arquitectura una tipología con un programa riguroso y unas necesidades inamovibles, es la de los templos católicos o iglesias. El programa arquitectónico no cambia; algunos aspectos formales no aceptan modificaciones; ¿cómo, pues, es posible ofrecer una arquitectura nueva?

Ésa sería una primera manera de ver las cosas… Hay quien suscribiría lo contrario: que mientras más certezas incluya un programa, más claro es, y más “fácil” resulta abordarlo con éxito.

En cualquier caso, es evidente que el diseño y construcción de las iglesias ha evolucionado muchísimo durante más de mil años de historia. Se reconocen fácilmente los estilos románico, gótico, renacentista, y barroco; es más, durante todas esas épocas casi se puede decir que el estilo arquitectónico era religioso, o que toda la arquitectura “importante” (magna, perdurable) que se construía eran iglesias.

Una vez más, fue el pensamiento moderno el que realmente revisó y reviró el curso de la arquitectura, en este caso de templos católicos, y edificó obras que hoy son verdaderos clásicos: Notre Dame du Haut, en Ronchamp, de Le Corbusier, construida en los años 50 del siglo pasado, es quizá la más emblemática del movimiento. Pero podemos mencionar, también, un ejemplo magnífico en nuestro país, diseñado en la misma época por Enrique del Moral y Félix Candela: Nuestra Señora de la Soledad del Altillo, en Coyoacán.

Pero todo esto es agua pasada; durante los últimos cincuenta años, ¿qué iglesias destacadas se han construido?

Iglesias contemporáneas que destacan

Vamos a destacar dos proyectos evocadores, sugerentes, profundamente poéticos, relativamente recientes, pero convertidos ya en clásicos:

  • La Iglesia de la Luz, de Tadao Ando
  • La Capilla del hermano Klaus, de Peter Zumthor.

Tanto en la obra de Ando (Japón, 1989) como en la de Zumthor (Alemania, 2007) el único protagonista (“material”) es la luz.

En la iglesia japonesa, la luz entra a través de finas ranuras en los muros de concreto armado perfectamente construidos. El autor dice al respecto: “En todas mis obras la luz es un importante elemento de control. Diseño espacios cerrados sobretodo con gruesas paredes de concreto. La razón principal es crear un lugar para el individuo, una zona para uno mismo dentro de la sociedad. Cuando el ambiente externo de una ciudad obliga a construir muros cerrados, el interior debe ser especialmente pleno y reconfortante.” La iglesia alemana también parece oscura; la luz apenas se cuela por el acceso, y más bien desciende cenitalmente de un óculo. Una vez acostumbrada la vista a esa otra luz, el particular modo de haber cimbrado la estructura -con troncos luego quedamos- se revela y la experiencia sensorial se completa. 

Para mayores detalles de cada obra, visita:

La Iglesia de la Luz

La Capilla del Hermano

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