La arquitectura de nuestros ambientes influye en nuestros pensamientos y acciones, así como en la creación de nuevos hábitos y la dificultad de eliminar los que son dañinos.
¿Alguna vez has estado en un lugar donde sintieras que tu creatividad fluye libremente? La arquitectura de los ambientes donde nos desarrollamos influye directamente tanto en nuestros pensamientos como en nuestras actitudes. A lo largo de toda la historia han existido varios ejemplos de esto, sin embargo, a continuación te compartimos la historia de Jonas Salk:
En 1952, la polio mató más niños en Estados Unidos que cualquier otra enfermedad transmisible. Cerca de 58 mil personas fueron infectadas ese año y la situación estaba al borde de convertirse en una epidemia, por lo cual se buscaba una vacuna con urgencia en un pequeño laboratorio de la Universidad de Pittsburg, por un joven investigador llamado Jonas Salk que trabajaba incansablemente por encontrar una cura.
A pesar de sus esfuerzos, Salk se había estancado y su misión de encontrar una vacuna para la polio llegaba a callejones sin salida en cada vuelta. Eventualmente, decidió que necesitaba tomar un descanso y dejó su laboratorio para retirarse a las tranquilas colinas del dentro de Italia, donde se hospedó en un monasterio franciscano del siglo XIII, conocido como la Basílica de San Francisco de Asís.
La basílica no era tan diferente al laboratorio, pero la arquitectura era una hermosa combinación de los estilos Románico y Gótico: ladrillos blanqueados cubren el enorme exterior y docenas de arcos semicirculares rodean las plazas que hay entre los edificios Dentro de la iglesia, las paredes se cubren con pinturas al fresco que datan de los siglos XIV y XV, así como luz natural que se filtra a través de las ventanas altas.
En este espacio, Jonas Salk llegó al descubrimiento revolucionario que lo llevó a la vacuna contra la polio. De acuerdo con él, “la espiritualidad de la arquitectura del lugar fue tan inspiradora que fui capaz de llevar el pensamiento intuitivo más allá del punto más lejano al que había llegado hasta ahora. Bajo la influencia de un lugar histórico, intuitivamente diseñé la investigación que pensaba serviría para la vacuna contra la polio. Al regresar a mi laboratorio en Pittsburg, validé mis conceptos y encontré el camino correcto”.
Hoy en día, el descubrimiento que Salk hizo en un monasterio italiano, ha impactado a millones de personas, pues la polio ha sido erradicada mundialmente, presentándose únicamente 223 casos en 2012 a nivel global. Pero ¿la inspiración solo golpeó a Salk mientras estaba en el monasterio? O ¿asumió correctamente que el ambiente había influido en su pensamiento? Y, probablemente más importante aún: ¿Qué dice la ciencia sobre la conexión entre nuestro ambiente y nuestros pensamientos y acciones? Y ¿cómo podemos usar esta información para vivir mejor?
La conexión entre el cerebro y los edificios
Los investigadores han descubierto una gran variedad de formas en las que la arquitectura influencia en cómo vivimos, trabajamos y conducimos nuestro comportamiento y acciones, mediante los edificios en los que habitamos. La manera en que reaccionamos y respondemos está, generalmente, ligada al medio ambiente en el que nos desenvolvemos.
Por ejemplo, por mucho tiempo hemos sabido que las escuelas con mayor cantidad de luz natural brindan un mejor ambiente de aprendizaje para los estudiantes y, como resultado, las calificaciones de los exámenes suben, ya que la luz y el aire naturales estimulan la productividad en los espacios de trabajo.
Adicionalmente, los edificios con elementos naturales construidos dentro de ellos, ayudan a reducir el estrés y a calmar a las personas. Los espacios con techos altos y habitaciones grandes, estimulan el pensamiento creativo y expansivo. Pero, ¿qué significa realmente esta conexión entre diseño y comportamiento?
Cambia tu ambiente, cambia tu comportamiento
Varios investigadores han demostrado que cualquier hábito que tengas, regularmente está asociado con algún tipo de señal o disparador. Estudios recientes han verificado que estos disparadores usualmente vienen de tu medio ambiente. Esto es importante pues, la mayoría de nosotros, vivimos en un solo lugar, vamos a una oficina específica y comemos en los mismos lugares, lo que significa que constantemente estamos rodeados por disparadores y señales a las que nos hemos acostumbrado.
Si tu comportamiento está moldeado por el medio ambiente y continúas trabajando, jugando y viviendo en los mismos lugares, entonces no hay manera de negar que se dificulte la creación de nuevos hábitos. Si estás teniendo dificultades para desarrollar tu pensamiento creativo, es recomendable que cambies de aires y vayas a aun lugar abierto o te cambies de habitación a una que tenga mucha luz natural y aire fresco.
Por otro lado, si buscar concentración y acabar alguna tarea, los investigadores han demostrado que es más benéfico trabajar en lugares pequeños, con techos bajos y aislados, obviamente sin hacerte sentir claustrofobia. Probablemente, lo más importante sea que hagas un verdadero cambio de ambiente para modificar los disparadores y, en consecuencia, tus pensamientos y conducta. Literalmente: un nuevo ambiente te dará nuevas ideas.
No deberá sorprendernos que, en un futuro, tanto arquitectos como diseñadores utilicen esta conexión entre diseño y comportamiento para construir hospitales donde los pacientes puedan sanar más rápido; escuelas donde los niños aprendan mejor; y hogares donde la gente viva más feliz. Al diseñar tus ambientes, te motivas a tener mejores conductas y prevenir los malos hábitos, haciendo que tengas mayor disposición a conservar tus nuevos hábitos a largo plazo.