La sustentabilidad de un evento es una prioridad. Y en este aspecto, Río de Janeiro tiene planes muy ambiciosos para sus estadios olímpicos.
Mucho después de que los atletas hayan guardado sus equipos y uniformes, y cuando la antorcha se haya apagado, las estructuras que fueron sede de los Juegos Olímpicos 2016 permanecerán. Mientras que Río de Janeiro usó el Maracaná para las ceremonias de apertura y clausura, también se construyeron un gran número de sitios y estadios para celebrar los torneos.
Asimismo, se construyó una villa deportiva con capacidad para 80 mil residentes. Pero, ¿qué sucederá ahora que la justa deportiva se ha terminado y todos vuelven a casa a prepararse para Tokio 2020?
Los juegos de Río fueron planificados bajo un modelo de sustentabilidad, pero fallaron en muchos aspectos: desde canales acuíferos contaminados, hasta las congestiones viales que se volvían una pesadilla, pasando por la construcción de un campo de golf en una reserva natural.
No obstante, uno de los más importantes indicadores de la sustentabilidad de un evento, es lo que sucede con la infraestructura después de que este ha terminado. Y en este aspecto, Río tiene planes muy ambiciosos. Por ejemplo, la Arena Futuro, sede de las justas de balonmano, será desarmada y con las partes se construirán 4 escuelas alrededor de la ciudad, cada una con capacidad para 500 estudiantes.
El arquitecto Manuel Nogueira dijo que la Arena Futuro tiene un estilo de nómada, diseñada para ser fácilmente desmantelada, transportada y reconstruida. “La manera en que todo puede desmantelarse y moverse de un lado a otro, es un poco similar a los bloques de construcción Lego”, explicó Nogueira a CityLab.
Adicionalmente a la Arena Futuro, la ciudad convertirá el estadio acuático en dos centros comunitarios de natación; mientras que el centro de medios será convertido en un dormitorio para una escuela. Por otro lado, los 300 acres donde se localiza el Parque Olímpico Barra, será convertido en parques públicos y desarrollos privados.
Dar un nuevo uso a este tipo de estructuras, puede ser bueno tanto para la gente, como para el planeta. De acuerdo con el arquitecto Jeff Keas, quien ha trabajado en 7 ediciones de los Juegos Olímpicos, los edificios temporales dejan la mitad de la huella de carbón que dejan los edificios convencionales; además de que pueden costar hasta 80% menos
Por supuesto, esto es asumiendo que todo sale de acuerdo al plan. Otras ciudades han intentado utilizar sus instalaciones olímpicas con otros propósitos, sin tener mucha suerte. El icónico Estadio Olímpico de Beijing, por ejemplo, estaba destinado a convertirse en la casa del más importante club de fútbol de China, después de la justa olímpica.
Sin embargo, el equipo declinó la oferta pues, el promedio de espectadores por partido es de 10 mil, mientras que el estadio tiene capacidad para 91 mil espectadores. Actualmente, esta estructura que asemeja a un nido de pájaros, se encuentra vacío y solo recibe visitas de turistas. A pesar de esto, su mantenimiento anual sigue siendo de hasta 11 millones de dólares.
Londres, por su parte, se ha visto en problemas con sus sedes olímpicas. Por el momento, el centro acuático, el velódromo y la arena de balonmano, aún están abiertos al público para hacer uso de sus instalaciones. Pero se ha desatado una controversia a cerca del relanzamiento del Parque Olímpico Reina Elizabeth, hogar de la villa olímpica y varios lugares de competencia.
El parque está localizado en el East End de Londres. Históricamente, esta área se ha conocido por ser de bajo nivel de ingresos y por sus tierras tóxicas debido a tantos años de exposición a los desechos industriales. La ciudad y los contribuyentes, limpiaron esta zona para los Olímpicos. El plan era para que el parque pudiera ser reutilizado en construcciones habitacionales accesibles.
En lugar de esto, el antiguo alcalde de Londres y Brexiteer, Boris Johnson, anunció en 2014 que el número de viviendas sería reducido para dar paso a un desarrollo más comercial de la zona. Ahora que esta área fue desintoxicada y limpiada para los juegos olímpicos, rápidamente esta gentrificándose y los residentes con menores ingresos están siendo sacados del East End.
Mientras tanto, en otros lugares del mundo, las antiguas instalaciones olímpicas simplemente se han dejado en el completo olvido. La Villa Olímpica de Hitler, en Berlín, fue utilizada como hospital para los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, pero hoy en día, está en ruinas.
La misma suerte han corrido otras sedes olímpicas en Turín, Sarajevo, Atenas, Múnich y otras ciudades. Si bien, estos antiguos centros deportivos se han convertido en atracciones turísticas, donde los visitantes puedes pararse en los podios abandonados o correr en las pistas por las que han competido grandes atletas, no hay más que estos lugares puedan ofrecer.
Probablemente, Río no pase por esta suerte. Pero incluso si los estadios en las ciudades son readaptados exitosamente, los nuevos edificios no darán mucho consuelo a los más de 80 mil residentes (la mayoría de ellos son habitantes de favelas) que perdieron sus casas debido a la construcción de los sitios donde se llevarían a cabo las pruebas de las diferentes disciplinas olímpicas.
Los Juegos Olímpicos de Río pudieron haber significado un espectáculo con duración de dos semanas para el resto del mundo. Pero para quienes fueron desplazados de sus hogares, las molestias y perturbaciones ocasionadas podrían durar toda la vida. Una nueva alberca pública no cambiará ese sentimiento.